Hasta hace apenas pocas semanas, la Unión Deportiva Las Palmas pasaba por ser, a ojos de la mayoría de aficionados al futbol, el equipo revelación del futbol español, no solo por sus resultados, muy notables en relación con su presupuesto, sino, sobre todo, por su juego, atractivo como pocos en el panorama nacional. Sin embargo, ciertos acontecimientos extra-deportivos aireados (intencionadamente o no) en los medios de comunicación han contribuido a enrarecer el ambiente, a ensombrecer su destacada primera mitad de campaña y a poner el foco más en controles de alcoholemia, fiestas, actos de indisciplina o rumores de solicitudes de exorbitantes aumentos de ficha negadas por los protagonistas.
Sería de desear que esto no hayan sido más que nubarrones en la trayectoria de un equipo que, magníficamente dirigido por Quique Setién, hacía de cada encuentro suyo un acontecimiento muy apetecible para cualquier aficionado al futbol. Un equipo muy bien trabajado, como ya lo fuese el Lugo del preparador cántabro; un equipo concebido para sacar la pelota jugada desde atrás y diseñado para llegar a la portería contraria mediante combinaciones; un equipo en el que el central uruguayo Mauricio Lemos se está convirtiendo en la primera referencia a la hora de sacar el balón jugado desde atrás…
…Y un equipo que puede presumir de tener una de las mejores parejas de mediocentros del futbol nacional, aunque no tengan nombre de otras: la formada por los canarios Roque Mesa y Vicente Gómez, jugadores ambos que cortan y distribuyen y que han sido protagonistas de rumores que les situaban tanto en otros equipos como en la propia selección nacional. Y con el excanterano del Valencia Ángel Montoro como complemento cuando Setién decide renunciar a uno de los cuatro hombres de delante y jugar con ‘trivote’ en mediocampo.
… Y un equipo que, de mediocampo para adelante, podía presumir, ya antes del recientemente cerrado mercado de invierno, de tener una significativa acumulación de talento por metro cuadrado: los canarios Tana, Momo y Jonathan Viera, magníficos representantes de la prolífica cantera Gran Canaria y el otrora polémico pero tremendamente comprometido en su periplo en Gran Canaria, Kevin-Prince Boateng.
Pero es que la ventana invernal de fichajes no ha venido sino a confirmar la decidida apuesta del conjunto canario por el futbol de talento y clase: el croata Alen Halilovic y el también canario Jesé Rodríguez han venido a reforzar la plantilla canaria en un parece que decidido intento por dar el salto de calidad definitivo y asaltar los puestos que dan acceso a Europa.
Dicen los agoreros que tener tantos jugadores para solo tres o cuatro plazas creará un problema a Quique Setién (problema de esos que querrían todos los entrenadores, habría que rebatir) y que eso podría crear (más) problemas en el vestuario. Añaden, además, estos críticos que no tiene sentido la inversión hecha en este mercado de invierno porque el equipo ya tenía suficientes recursos como para mantenerse en Primera sin ningún tipo de apuros y la llegaba de Jesé y Halilovic no va a ser suficiente para alcanzar Europa.
Puede ser que Quique Setién tenga que tener una cierta mano izquierda a la hora repartir minutos entre los hombres de mediocampo hacia adelante y puede que ser toda esta cantidad de talento acumulada no sea suficiente para alcanzar Europa. Pero bienvenidos sean esos ‘problemas’ y esa apuesta de un equipo modesto por el talento y el buen juego. Los aficionados del ‘pío pío’ están de enhorabuena.