Fue siempre Sebastian Giovinco un futbolista ‘diferente’. Un futbolista con clase, con regate, con gol, capacitado para asistir… no un delantero de referencia pero sí un excelente acompañante para un delantero de área, un magnífico mediapunta o segundo delantero. Pero, por estas extrañas circunstancias que tiene el fútbol o por la irregularidad de que suelen hacer gala este tipo de jugadores, jamás logró asentarse de forma definitiva en el club de su vida, la Juventus de Turín.
Sebastian Giovinco, con la camiseta de Toronto (Foto: los18.com) |
Apodado ‘La Hormiga Atómica’ (por su baja estatura y su cabeza rapada), Giovinco ingresó en las categorías inferiores de la Juventus en 1996 con apenas 9 años. Alternando categorías inferiores con equipo aficionados, fue creciendo y madurando hasta alcanzar el primer equipo en la temporada 2006/07, con la Juventus en Serie B debido al Calciopoli(escándalo de escuchas telefónicas e influencia en la designación de árbitros en el fútbol italiano).
Para la temporada siguiente, 2007/08 y ya con la Juventus de vuelta en Serie A, fue cedido al Empoli, curiosamente junto a Claudio Marchisio. Su notable temporada allí (6 goles y 4 asistencias en 35 partidos) hizo que volviese a casa en el verano de 2008. Sin embargo, en Turín nada fue igual: 3 goles y 7 asistencias fueron su exiguo balance en Liga en las dos siguientes temporadas en las que apenas jugó la mitad de los partidos, la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo.
Ello provocó que, en el verano de 2010 aceptase una nueva cesión, esta vez al Parma y en un esquema de co-propiedad, una fórmula apenas explorada en España pero relativamente común en Italia. Su primera temporada allí fue notable, 30 presencia ligueras con 7 goles y 6 asistencias, que le valdrían su primera convocatoria con la nazionale. Pero la segunda fue absolutamente espectacular: 15 goles y 17 asistencias en 36 partidos. Números de crack.
Y la Juventus, a la vista de su desempeño, decidió apostar de forma definitiva por él y compró al Parma su porcentaje del jugador en el verano de 2012. La primera temporada de su vuelta a Turín dejaría una prestaciones notables (7 goles y otras tantas asistencias en 31 partidos de Liga) pero, a partir de la segunda, los Tévez, Llorente, Morata… comenzaron a cerrarle de forma progresiva la puerta no sólo de la titularidad, sino la de los minutos de calidad y Giovinco decidió abandonar su casa, esta vez de forma definitiva.