Después de varias temporadas muy grises, por no oscurecer todavía más el color, muy lejos del que debería ser su hábitat natural en Serie A, el AC Milan decidió este pasado verano la contratación de Sinisa Mihajlovic como preparador del primer equipo. Atrás quedaron las intentonas con antiguos ídolos de la casa (Seedorf, Inzaghi) en busca de que su sola presencia sirviese como acicate y motivación al plantel actual.
Sinisa Mihajlovic, pensativo (Foto: gazzettaworld.gazzetta.it) |
Venía Mihajlovic impregnado de la aureola de triunfador las pasadas campañas en la Sampdoria, un equipo que, bajo su dirección, alcanzó unos resultados muy por encima de la capacidad real del equipo. Y es probable que eso fuese lo que necesitase el Milan: si, por limitaciones económicas (o de otro tipo) no puedes invertir en grandes estrellas como solía hacer no hace tanto, la solución pasa por contratar un entrenador que sepa sacar partido a plantillas de menor fuste.
Pero los comienzos no han sido nada fáciles. Tres victorias, un empate y cuatro derrotas (incluida la dolorosísima por 0 a 4 ante el Napoli) en los ocho primeros partidos provocaron fuertes rumores de cese del preparador serbio; sin embargo, tres victorias consecutivas en una semana, a finales de Octubre, frente a Sassuolo, Chievo Verona y Lazio a domicilio, calmaron las aguas milanistas.
Tras otro empate y otra derrota (ante la Juventus), se llegó al partido del pasado sábado ante la Sampdoria donde los de Mihajlovic cuajaron el mejor partido no sólo de esta temporada, sino de muchos, muchos meses. Baste como ejemplo que los rossoneri llevaban más de un año sin marcar cuatro goles, concretamente, desde el 14 de Septiembre de 2014, en aquél loco partido frente al Parma en el que vencieran por cuatro goles a cinco.
Para llegar a este notable desempeño del pasado sábado frente a la Samp, Mihaljovic ha probado hasta tres esquemas diferentes: comenzó por el 4-3-1-2, probando tanto al nipón Honda como a Bonaventura como enganches (incluso, al español Suso), con Luis Adriano y Bacca de delanteros; siguió con el 4-3-3 tan habitual en estos últimos tiempos, con un pivote y dos interiores en mediocampo, Cerci y Bonaventura (o Niang) partiendo de las bandas en la zona ofensiva y Bacca como delantero de referencia para, finalmente, plantear el pasado domingo un 4-4-2 clásico, Kucka y Montolivo de doble pivote, Cerci y Bonaventura en las bandas, dejando para Bacca y el francés Niang la punta del ataque.