Honor eterno al señor de negro

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Martes, 22:35 de la noche. El Atlético acaba de caer, de forma contundente (3 a 0) y con absoluta justicia en el partido de ida de las semifinales de Champions ante el Real Madrid. Al margen de reconocer la justicia de la derrota, motivada en gran medida por la falta de intensidad del Atlético, las redes sociales se llenan de comentarios apocalípticos sobre el futuro del equipo rojiblanco: que si no se puede mantener tantos años el mismo discurso en el vestuario, que si jugadores como Gabi o Godín están mayores y/o amortizados, que si Gameiro o Carrasco no valen para este equipo, que si este Atlético de Simeone perdió su esencia cuando se vendió a Raúl García, Diego Costa o Mandzukic (sí, Mandzukic, ese que sólo recibió palos de la mayoría y que se fue con más pena que gloria, ese mismo), que si alguien quería un abono para la vuelta… incluso, que este era el partido que marcaba el definitivo fin del ciclo de Simeone y que el argentino abandonaría la nave el próximo verano. Con destino San Siro, por cierto, y dándolo como un hecho casi consumado.

Martes, 23:30 de la noche. Al margen de las declaraciones de Simeone (“no está todo dicho, queda un segundo partido, en el fútbol suceden cosas maravillosas …) que pueden ser tomadas como parte de la retórica habitual en este tipo de situaciones, Koke, icono rojiblanco, sale del vestuario y comparte con los medios de comunicación presentes en el Santiago Bernabeú que lo primero que les ha dicho Simeone, en otra de las frases para la posteridad del argentino, es que “quien no quiera jugar la vuelta, que lo diga ya”.

Y la afición rojiblanca vuelve a tener fe. Y la gente empieza a preguntar cuánto falta para el miércoles. Y se vuelve a pensar en el Calderón como una “olla a presión”, y en una despedida histórica del histórico estadio. Y se habla de que “ya se le remontó un 0 a 3 al Barcelona de Romario”. O se mienta al propio Koke para recordar que no hace tanto se le ganó 4 a 0 al Madrid en el Calderón…

Foto: marca.com

Y la empresa, seamos sensatos, es (casi) imposible. Pero, una vez más, honor eterno a Simeone. Honor eterno a aquél que cogió un equipo que perdía contra un Segunda B y que, el año bueno, jugaba Intertotos y lo ha colocado 4 años seguidos en cuartos de Champions, incluyendo dos finales (de momento) y una semifinal. A aquél que cogió un muerto y lo ha convertido en uno de los equipos más temidos y respetados de Europa. A aquél que, aún en la derrota, ha sido capaz de llevar a los (económicamente) grandes de Europa al límite de sus recursos futbolísticos para poder doblegar a esa jodida (perdónenme la expresión) máquina de competir en que ha convertido al Atlético. A aquél que considera un FRACASO (si, con mayúsculas) perder una final de Champions con un equipo que tiene más Copas de Europa que Ligas el Atlético, como tantas veces repite el gran @rubenuria. (No queda más remedio, por cierto, que reírse ante aquellos que, visto esto, le acusan de falta de ambición).

Pero, sobre todo, honor eterno a aquél que ha hecho que el aficionado rojiblanco vuelva a sentirse orgulloso. Y que los niños vuelvan a salir a la calle con la camiseta del Atlético después de una derrota, por dura que ésta sea (y hoy ha sido el último ejemplo). Y que ha conseguido que se mantenga un hilo de fe en la hazaña que supondría remontar un 3 a 0 ante un Real Madrid que, al margen de su consabida calidad, olfatea cual depredador a su presa el acceso a su escenario favorito: la final de la Copa de Europa. Honor eterno al señor de negro.

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