Decía Diego Pablo Simeone, hace un par de años, cuando las frecuentes lesiones de Tiago hacían que se perdiese numerosos partidos, que “no había dinero en el mundo para comprar dos futbolistas como el portugués”. Y lo cierto es no le faltaba razón alguna: aunque una parte notable de aficionados le restaban importancia en los resultados del equipo, atribuyéndosela a otros jugadores ‘con más nombre’, para el técnico argentino y para cualquier aficionado con un mínimo de conocimiento del futbol como juego, alejado de forofismos (no se crean, escasean bastante), el portugués era pieza clave. Su capacidad táctica (que mejoró exponencialmente con los años) le permitía estar siempre bien colocado para interceptar el pase del rival; y su entendimiento del juego y capacidad técnica le hacía pieza clave a la hora de iniciar la construcción del juego desde la defensa. Y, por si esto fuera poco, en sus últimos años como jugador llego a ser el ‘entrenador’ en el campo, una prolongación de Simeone: además de cumplir con su misión, no era raro verle ordenando a sus compañeros en el terreno de juego.
Pero, desgraciadamente, la edad no perdona y el ser humano todavía no tiene excesivamente perfeccionado aquello de la clonación. Y, vistas sus frecuentes lesiones y su próxima retirada del futbol activo, el Atlético decide incorporar, en el mercado de invierno de la temporada 2015/16 al argentino Augusto Fernandez; y lo cierto es que el ex del Celta cumple de forma notable en la segunda mitad de esa campaña. Pero una desgraciada lesión de rodilla a principios de la temporada 2016/17 (de la que todavía, a tenor de lo visto, no parece recuperado al 100 %) y las ya continuas molestias de Tiago, hacen que el Atlético quede sin ‘5’, como tal, la mayor parte de la campaña pasada.
Y a fe que se notó, especialmente en aquellos partidos donde el Atlético se encuentra con un rival cerrado y en los que se necesita alguien con una cierta clarividencia para desatascar el juego o dar ese pase ‘donde nadie lo ve’.
Y llega esta temporada, 2017/18, y la sanción al Atlético para fichar. Y, aunque la necesidad de un creador de juego parece perentoria, el club madrileño apuesta, para el mercado de invierno, “solo” por Vitolo (ya conseguido) y Diego Costa (Dios quiera que sí, pero por ver). Pero pareciera falta algo, máxime, cuando Simeone, en los primeros partidos de la temporada, no parece estar contando, de forma habitual, ni con Gabi ni con Augusto, su habitual “guardia pretoriana”, tras la definitiva retirada de Tiago.
Y cierto es que el ghanés Thomas Partey está respondiendo de forma excelente (lleva jugados, de hecho, a 13 de septiembre, la cuarta parte del total de minutos que acumulo la campaña anterior); pero no es menos cierto que el Atlético parece seguirá necesitando un “conductor”, un jugador por el que pagar, como decía Simeone, lo mismo que por el Tiago de hace tres campanas. Entre otras muchas razones, entre las que se incluye tener un jugador clarividente ya desde mitad de cancha, porque esto liberaría definitivamente a Koke y a Saúl de las obligaciones defensivas que implica el doble pivote y les dejaría absoluta libertad (o toda la que se puede tener en los esquemas de Simeone) para incorporarse al ataque; y ya sabemos lo que esto significa, sobre todo, en el caso de Saúl.
Parece se escapó Kevin Kampl … Alguna otra opción?