Los co-lores(jones) por encima del dolor

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Pocas secuencias futbolísticas tan impactantes ha visto uno en su vida como la de José María Giménez llorando en los últimos minutos del encuentro de cuartos de final del pasado Mundial de Rusia entre Uruguay y Francia; Uruguay perdía por dos tantos a cero y el Comandante sabía que su selección estaba fuera del Mundial. Y cuando se cita, en la frase anterior, ‘llorando’, no es una forma de hablar, es textual; la televisión captó las lágrimas deslizándose por sus mejillas. Jamás se había visto algo similar con un encuentro sin finalizar.

La imagen habla por si sola (Foto: youtube.com)

Es el carácter uruguayo (argentino, también). Es el dejarse ‘la vida’ por tus colores, sean a nivel de selección o de equipo. Es el luchar como si no hubiese un mañana. Es el anteponer los intereses de tu equipo a los tuyos personales. Es… la misma vida, para quien quiera entenderla como se debería. Y el pasado sábado, viendo la demostración de carácter de Diego Godín, uno no pudo evitar idolatrar al ‘Faraón’, una vez más, y rememorar las imágenes del Comandante (otro uruguayo) en aquel Francia – Uruguay del Mundial.

Godín estaba roto. Él lo sabía. Ha reconocido estará casi un mes de baja. El Atleti había ido perdiendo la mayor parte del partido. Simeone, pocos minutos antes de romperse Godín, había quitado a Montero (gran proyecto de central) para meter a Gelson Martins. No quedaban más centrales sobre el campo. Lucas, Giménez y Savic ni siquiera habían podido ser parte de la convocatoria. Pero Godín, sea decisión propia o de Simeone, no abandonó el campo, como cualquier otro hubiese hecho estando roto. Un uruguayo jamás deja a su equipo con 10.

Y Godín, roto, lesionado, se situó en la punta del ataque. Para que, aunque sin poder moverse mucho, el contrario tuviese un elemento más del que preocuparse. Y desde ahí siguió luchando, mandando, dejándose la piel, como siempre ha hecho por esta camiseta.

Y, en el 93, ese minuto fatídico para el Atlético en alguna que otra ocasión, llegó el premio. En un ‘deja vu’ de aquella remontada del mítico Juan Carlos Arteche frente al Betis en noviembre del 83, Diego Godín estiró su pierna para enviar a la red una prolongación de Griezmann. Como dice el gran @jorgecrespocano, también era noviembre, también llovía en Madrid, también supuso la victoria, también salió del campo lesionado… ¿Le está saliendo bigote a Godín?

Victoria clave, por muchas razones. Desde un punto de vista exclusivamente ‘de clasificación’, porque permite al Atlético no distanciarse mucho del Barcelona, al que recibe el próximo 24 de noviembre, justo después de las jornadas de selecciones (odio la palabra ‘parón de selecciones”). Desde el punto de vista de la moral, porque vuelve a poner de manifiesto aquella gran frase de Simeone “no me preocupan los partidos grandes porque esos partidos son a morir… y, a morir, los míos mueren” (por cierto, quien no lo haya hecho, que busque en YouTube el documental “Asado Reservado”; puro Simeone). Y desde un punto de vista estructural, de club, porque cuentan las crónicas y los conocidos (desgraciadamente uno vive en Francia y no puede vivirlo) que fue una de las primeras veces que el Metropolitano (me niego a lo del Wanda, aunque sea muy moderno y muy cool) alcanzó una comunión con el equipo, que lo llevó en volandas a victoria. Jamás será el Vicente Calderón; pero entre todos debemos (y vamos a) lograr sea también mítico en la historia de este club.

Pero, por encima de todo, Diego Godín. Carácter uruguayo; orgullo charrúa. Los co-lores(jones) por encima del dolor.

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